viernes, 21 de enero de 2011

Auggie Wren´s Christmas Story by Fon (de la película SMOKE // 1995)


Auggie ordenaba las monedas dentro de la caja registradora. Estaba cansado, el día había sido largo.

Un chico entró en la tienda mientras Auggie continuaba contando. Demasiado cobre. ¿Qué podía esperar de su tienda de barrio? Un lugar donde la mitad de sus clientes se habían tomado el local como un club social. No les reprochaba nada, al fin y al cabo, estaban más cerca de él de lo que nunca lo hubiera estado nadie. Fumaban pitillos y hablaban de música. Eran buena gente.

Escuchó un portazo. Tras los cristales de la tienda vio al chico corriendo con unas revistas.

-¡Maldito seas!- gritó.

Auggie salió a la calle tras el chico. Un chaval joven, piernas ágiles, buena carrera. No podía seguir su ritmo, era tarea imposible. Se paró sudando y jadeando. Miró a su alrededor pero ya no quedaba rastro, el ladrón se había escapado.

No todo estaba perdido. Una cartera estaba tirada en el suelo cerca de él. La cogió y se la metió en el bolsillo.

Roger Goodwin, 17 años. Una fotografía de una mujer con su bebe, otra de un chico feliz portando un diploma. Un carnet de biblioteca y ningún centavo. ¿Iba a denunciarlo?. Creyó no merecía la pena dirigirse a la policía ¿Qué suponían dos sucias revistas menos? Iría a devolverla.

Día de Navidad. Habían pasado unos meses desde aquello. Auggie estaba sólo en su apartamento y recordó lo que había decidido hacer con la cartera. Se dirigió a la dirección que figuraba en el documento de Roger Goodwin.

Llamó a la puerta. Esperó.

- Robert Goodwin- gritó y volvió a llamar

Al instante escucho el ruido del cerrojo. Una anciana abrió lentamente la puerta, se plantó delante suya.

- Tengo la cartera de Roger- dijo Auggie.

La anciana parecía no haber escuchado. Auggie pensó que era ciega, sus ojos no expresaban vida. La mujer arqueó una amplia sonrisa, se acercó a él y lo abrazó. Auggie se quedó bloqueado, tenía que hecerle saber que él no era Roger. Algo le impidió decírselo. Acto seguido él siguió el juego. La abrazó y en ese momento comprendió que aquello se había convertido en un pacto.

La anciana lo invitó a entrar mientras le reprochaba el tiempo que hacía que no sabía de él. Entró en la casa.

Auggie le contó que tenía trabajo y que se iba a casar, ella sonreía siguiendo las reglas del juego que secretamente habían pactado. Comieron, tomaron vino y charlaron toda la tarde.


Auggie se excusó porque necesitaba ir al baño. La anciana, ebria, se echó atrás en el sofá a la vez que le decía a su "nieto" lo alegre que se sentía.

En el baño encontró unas canon apiladas cerca del lavabo. Se quedó un rato pensando. Aquellas cámaras le hicieron recordar que nunca había tenido ninguna. También pensó porqué estaban allí escondidas. Decidió coger una, ella no se daría cuenta. Tiró de la cisterna.

Llegó al salón. Un viejos cuadros adornaban la habitación. Los restos de comida sobre los platos y la botella de vino vacía. La luz se filtraba tenue desde la ventana. La anciana se había quedado dormida en el sofá en una postura incómoda. Así se sintió también Auggie.

Quiso dejarle una nota pero se dio cuenta del sinsentido que suponía. Así que dejó la cartera cerca de la mujer y, cámara bajo el brazo, salió de la casa sin hacer ruido.



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